viernes, julio 5, 2024
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LOS LASTRES DEL PODER EJECUTIVO

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El gabinete de la premier Mirtha Vásquez pasó raspando, casi con 11 de nota, la prueba de recibir la confianza del Congreso. Sin embargo, a las pocas horas el Poder Ejecutivo salió, por cuenta propia, a buscar nuevas peleas.

Lo vimos con el presidente Pedro Castillo afirmando que no le importa la oposición y luego dando de baja a dos comandantes generales que no aceptaron ascender a sus “recomendados”.

Hasta la semana pasada teníamos dos ministros cuestionados: el de Educación, que es un sindicalista radical empeñado en traerse abajo la meritocracia; y el de Transportes y Comunicaciones, que está jugando a favor de los empresarios y choferes piratas, en lugar de ponerse del lado de los sufridos usuarios que se juegan la vida al viajar en unidades públicas.

Ahora tenemos un nuevo lío que sacude al país, por obra y gracia del propio presidente Castillo en complicidad con su secretario Bruno Pacheco, los que creen que las Fuerzas Armadas son su chacra, donde pueden venir a hacer lo que le da la gana y no pasa nada. Y mientras el Ejecutivo no avanza por lastres como los ministros mencionados y el manoseo a las Fuerzas Armadas, afuera, en la calle, no hay gestión. Todo es apagar incendios generados por el propio gobierno comunista de Castillo, un personaje que a todas luces, no está calificado para ser el jefe del Estado.

UNIFORMES SALPICADOS

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Grave y extremadamente peligroso el manoseo de las FF.AA., confirmado ayer por los relevados comandantes generales del Ejército y de la Fuerza Aérea del Perú. Las incesantes presiones del secretario de la presidencia, Bruno Pacheco, y del ministro de Defensa –en nombre del presidente Pedro Castillo– para que se incluya en la lista de ascensos a oficiales afines al mandatario, evidencian intenciones oscuras y ánimo autoritario de parte del actual Gobierno.

Como recuerdan algunos excomandantes generales de larga trayectoria en las FF.AA., así empezó a crecer el poder de Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori en los 90: con pases al retiro de los generales honrados y demócratas que no les eran útiles para los planes que ellos tenían, y premiando con ascensos inmerecidos a los oficiales ‘leales’, muchos de los cuales hasta terminaron firmando actas de sujeción a ese ilegítimo comando.

Las pretensiones de Castillo y su entorno tienen que cortarse de una vez por todas si no queremos repetir tan desafortunada historia para el país y para nuestra democracia.

Por lo pronto, el Congreso debe interpelar y censurar de inmediato al titular de Defensa, Walter Ayala, cuyo nombramiento atentó de hecho contra la institucionalidad y el honor de las FF.AA. Ayala se ha prestado a estas manipulaciones poniendo la cara y la firma en las resoluciones, y adoptando, además, una actitud cómplice y cínica cuando la prensa le consultó la noche del domingo sobre estos inesperados cambios, limitándose a alegar que “se había obrado de acuerdo a ley”.

A raíz de su puesta a disposición del cargo, su salida del Mindef parece inminente. Pero si el presidente optara por ratificarle su confianza, el Congreso debe actuar de inmediato.

Así mismo, la premier Mirtha Vásquez debe exigir a la brevedad la remoción del secretario de la presidencia y asesor palaciego, Bruno Pacheco, el obsecuente mandadero de Pedro Castillo en estos afanes.

Sin embargo, la renuncia de Ayala y la remoción de Pacheco solo serían el primer paso en el camino de esclarecer lo que hay detrás de tan oscuro incidente. Que hay mucho en juego, lo demuestra el propio excomandante general del Ejército, José Vizcarra –relevado irregularmente por resistirse a aprobar los ascensos palaciegos– al pedir garantías para su familia, luego de un confuso episodio de violencia en la puerta de su casa.

AL BORDE DE LA VIOLENCIA FINAL

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A punto de cumplir el bicentenario de su independencia, el Perú está reducido a la incertidumbre, al capricho de algunos caudillos y eventualmente puede cruzar el umbral de una guerra civil.

La explicación inmediata es que el proceso electoral reciente está viciado por irregularidades y trampas múltiples desplegadas por una organización de izquierda que auspicia a Pedro Castillo.

El JNE bien podría invalidar lo actuado, o por lo menos investigar las múltiples denuncias formuladas desde Fuerza Popular y diversas organizaciones de independientes, pero opta por la sinrazón jurídica. Privilegia incidentes procesales y no atiende criterios de fondo, con lo cual está a punto de resolver a favor de un fraude escandaloso.

Sobre la base de la incertidumbre los comunistas despliegan un psicosocial que consiste en persuadiar falaz y emocionalmente a todos de que ya “ganaron” y que “se está manipulando” para impedir su victoria. Intimidatoriamente la propaganda roja se acompaña por exhibiciones matonescas de ronderos armados de machetes posesionados ilegalmente en espacios públicos como la Plaza San Martín.

El gobierno, en vez de cumplir con la función elemental de mantener el orden público y prevenir la violencia, incurre en farsantería al declarar que el uso de los machetes es solo cuestión “cultural”. Mientras tanto lanza una ofensiva múltiple contra el Congreso (que intenta cumplir con renovar el TC); contra la estructura policial (vía un DS inaceptable); y contra 23 generales en retiro del Ejército, 22 vicealmirantes en retiro de la Marina y 18 tenientes generales en retiro de la Fuerza Aérea, quienes simplemente instan al JNE a cumplir “de manera confiable y transparente su mandato constitucional”.

Sagasti echa gasolina al fuego; cree que puede amedrentar a los militares con el pedido de una investigación fiscal por presunta conspiración y no advierte que está dañando el honor de miles de oficiales de las FF.AA. y la PNP, gracias a quienes hoy el Perú tiene paz interna e internacional.

Olvida también que existe el grave riesgo de un enfrentamiento armado entre peruanos. La guerra civil está a la vuelta de la esquina porque las condiciones son equivalentes a las del siglo XIX cuando, entre 1820 y 1842 el país pasó por catorce años de guerra, más otras tres guerras de alcance nacional, entre 1854-1855, 1865 y 1894-95.

Suena dura la advertencia, sin embargo es cierta: o se impone la legalidad y la legitimidad electoral, o terminamos en un baño de sangre entre compatriotas.

LA VOLUNTAD POPULAR NO GARANTIZA EL BUEN GOBIERNO

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La expresión “buen gobierno” hace referencia al ejercicio del poder en un país con el objetivo de conducir al pueblo por caminos y objetivos concretos de desarrollo económico y social. Mediante ese ejercicio, los ciudadanos esperan ver materializadas sus expectativas a corto, mediano y largo plazo.

La voluntad popular puede haber sido influenciada por emociones extremas o por la urgencia de satisfacer necesidades básicas, sin detenerse en la reflexión de qué opción podría garantizar un buen gobierno. Pero históricamente estos factores no han conducido a la mejor decisión. Lamentablemente, esto es lo que una y otra vez se repite en nuestro país.

En aquellas naciones que han logrado un alto grado de desarrollo humano y que por ello disfrutan de los más altos estándares de vida posibles, la consigna ciudadana parece ser “cuánto mejor calidad de vida y desarrollo tenemos, somos más exigentes para elegir a nuestras autoridades”, como si los acompañara la conciencia de una corresponsabilidad en el éxito o el fracaso.

Por el contrario, en la mayoría de países iberoamericanos que no gozan de esos estándares y en los que los problemas y necesidades se multiplican hasta el infinito, los ciudadanos confían en que el cambio puede ser realizado por cualquier persona que se aventure a gobernar (sin experiencia y sin conocimiento), por una especie de “mesías”, o que la política del “ensayo y error” conduzca a una mejor decisión en el futuro.

Este es el caso del Perú, en el que la aplicación de esta política del régimen precedente, sea por ignorancia o temeridad, ocasionó la pérdida de muchas vidas humanas no solo por causa de la ineficacia de las llamadas pruebas rápidas de detección para el virus del COVID-19, sino también por la adquisición de una vacuna con menor garantía de protección.

Actualmente podemos citar a varios personajes de la política internacional que tuvieron una preparación para poder gobernar y ejercer un liderazgo que les ha permitido generar consensos más allá de sus respectivas ideologías y que pese al descontento de algunos no existen dudas de la calidad del papel que desempeñan.

En Rusia, por ejemplo, tenemos a Vladimir Putin. En Francia, a Emmanuel Macron. Y en Estados Unidos, a Joe Biden. Nos preguntamos: ¿Por qué en el Perú no podemos considerar lo propio sobre los elegidos para gobernar? Respuesta: Porque desde que se anuncia la elección de algún candidato no solo se cuestiona su preparación para la labor que va a desempeñar, sino también su falta de experiencia en la gestión pública y que solo estará para garantizar el reparto de poder entre algunos como resultado de los compromisos que asumió durante la contienda política.

En el Perú del bicentenario nos toca ser testigos del reparto del poder para responder a los compromisos asumidos por la elección, con una ausencia de visión de futuro y de un plan que permita responder a los problemas más urgentes del país. Se han señalado “buenas ideas”, pero no se sabe cómo llevarlas a cabo y sin la garantía de que los mejores cuadros se harán cargo. Deberíamos pensar en nuevas fórmulas que garanticen el “buen gobierno” sin depender solo de la voluntad popular, que no siempre es acertada.

WHATSAPP, FACEBOOK E INSTAGRAM SUFREN CAÍDA DE SU SERVICIO A NIVEL MUNDIAL

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Usuarios publicaron que tuvieron problemas con Facebook, Instagram y WhatsApp.

Esta mañana usuarios de varios países reportaron la caída de Facebook, Instagram y WhatsApp, como la imposibilidad de ingresar a la plataforma o problemas en el sitio web en general.

De acuerdo a lo publicado en el sitio web DownDetector, que monitorea los problemas de los distintos sitios web y redes sociales, las aplicaciones Facebook, Instagram y WhatsApp comenzaron a presentar problemas desde las 10 de la mañana y, según las publicaciones de los usuarios en esta página web, el impasse ocurrió en países como Estados Unidos, Canadá, México, Bélgica, Argentina, entre otros.

En Instagram, un 44% de los problemas estuvo vinculado a la aplicación, el 29% al sitio web y un 27% a la conexión con el servidor.

En cambio, de acuerdo a DownDetector, un 82% de los problemas en Facebook ocurrieron en el sitio web, 10% en la conexión del servidor y 8% en la aplicación.

En WhatsApp los problemas se suscitaron en la aplicación 82%, conexión del servidor 32% y en el envío de mensajes en un 26%.

EL WHATSAPP DE LA DESPEDIDA DEL EX MINISTRO DE EDUCACIÓN POR PARTE DE PEDRO CASTILLO

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Juan Cadillo, el hasta poco ministro de Educación, dejó el cargo luego de recibir un mensaje de WhatsApp en el que se le agradecía por los servicios prestados. El mismo Cadillo lo ha contado el último fin de semana a los medios. Es un signo de estos tiempos en los que el gobierno de Pedro Castillo hace política desde mensajes erráticos y difusos en las redes sociales, en medio de posiciones inciertas cada tanto.

¿Por qué sacó Castillo a Juan Cadillo, uno de los 50 mejores profesores del mundo, según The Global Teacher Prize 2017, y quien lo apoyó en su campaña de segunda vuelta electoral? El exministro de Educación tampoco lo sabe a ciencia cierta, y aunque no ha dado muestras de fastidio por el despido intempestivo y poco afortunado, lo cierto es que la forma en que ha sido cambiado del alto cargo ministerial deja mucho que desear y resulta indignante. ¿A través de un mensaje de WhatsApp, presidente? ¿Qué nueva especie de maltrato es ese? ¿No merecía, el virtuoso maestro, un trato más decoroso? ¿No merecía acaso un poco más de respeto aquel que lo ayudó a adecentar su magro equipo técnico en la segunda vuelta?

Lo que pasa es que Cadillo no era del todo querido por la facción de profesores que promueve Pedro Castillo. Sí, hablamos de la Federación Nacional de Trabajadores de Educación (Fenate), que tiene una disputa hoy con el Sutep de Patria Roja para imponer su fuerza gremial en el magisterio, con el telón de fondo de la famosa Derrama Magisterial. Cadillo, pues, no era funcional a los intereses del Fenate, que pedía, entre otras cosas, un nombramiento inmediato de docentes.

Pedro Castillo ahora ha puesto en el ministerio, justamente, a alguien más afín a esos intereses. Pero lo ha hecho sin dar la cara, escondiéndola detrás de un mensaje ínfimo de WhatsApp.

PEDRO CASTILLO Y LOS MILAGROS

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Hace pocos días el presidente Pedro Castillo rindió homenaje al Señor de Los Milagros y pidió por el bienestar y desarrollo del pueblo peruano. Está bien eso de pedir, pero también sería bueno cumplir. Está bien apelar a la fe, pero también sería bueno ayudar con planes.

El país sufre una crisis política y económica de difícil solución y creo que no hay instancias providenciales que puedan resolver nuestros problemas si no apelamos al pragmatismo y a la unidad con los que más saben para salir de esta grave coyuntura. No se puede improvisar en la búsqueda de soluciones. Fiarlo todo a los milagros no es un buen síntoma.

Si el Jefe de Estado tiene en la punta de la lengua la palabra pueblo en todo momento, hay que sintonizar con sus demandas. Según la última encuesta de Ipsos Perú, el 57% de los peruanos estima que la prioridad del Gobierno debe ser reactivar la economía y generar empleo, un 38% pide mejorar los servicios de salud y avanzar la vacunación, el 37% considera que se debe combatir la corrupción y el 35% exige que se luche contra la delincuencia y el crimen. Hay que ponerse a trabajar en eso.

El presidente Castillo debe reorientar sus esfuerzos a encontrar fórmulas para responder a los reclamos del pueblo. Es indispensable que sus próximos pasos obedezcan a una estrategia general del Gobierno para conjurar la crisis política y la incertidumbre para arreglar lo económico. Las buenas intenciones se deben enriquecer con criterios de responsabilidad nacional.

CALIBREMOS MEJOR NUESTRA MIRA EN EL OBJETIVO. AVANZA EL DESGOBIERNO

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El mejor aliado de Hugo Chávez fue la seudooposición que tuvo en la Asamblea Nacional Venezolana. No fueron los militares ni las poblaciones vulnerables cautivadas con el populismo asistencialista que implementó en los primeros años. Una oposición fragmentada, carente de toda inteligencia política y completamente desestructurada dieron carta libre para que el comandante se despache a sus anchas e implemente su “socialismo del siglo XXI”.

El mejor aliado que Pedro Castillo puede encontrar y de hecho está encontrando, es el Congreso. Es increíble que el partido de gobierno, con esa evidente improvisación, esté dando pasos más firmes en la consecución de sus objetivos, y que la oposición, desde la vereda de enfrente, siga de espaldas a la verdadera problemática que el Perú enfrenta. La mayoría sigue mirándose el ombligo (o la billetera) y solo algunos avanzan en solitario intentando fiscalizar, legislar o, por lo menos, trabajar en lo que sea que estén trabajando. La calle no ve avances. Transitar por el Perú sigue siendo un ejercicio enigmático, los precios suben, el empleo baja y la esperanza, en caída libre.

La parcial caída del gabinete Bellido es solo un antiácido. Es cierto que algunos nombres denotan un mejor tinte democrático, pero tampoco son las fichas que este tablero necesita. Por lo menos el dólar lo agradece.

Sin un Congreso que asuma verdaderamente su mandato representativo y una ciudadanía que exija resultados con firmeza y responsabilidad, el gobierno de Pedro Castillo –y nosotros con él– vamos camino a un desgobierno del que nos va a costar mucho salir. Castillo amanece y anochece con un láser rojo en la frente, mientras el Congreso no produce nada y usa fondos públicos para hacer vida partidaria, mostrando el mayor desprecio por la ley y por la gente. Ya vivimos esto en el 2016 y el final de esa historia, todos lo sufrimos hasta hoy.

Los chat de Pedro Castillo

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Edición 22 de octubre de 2021