Cerrón, Bermejo, Bellido y Gálvez son algunos de los funcionarios y exfuncionarios que le dieron la espalda al presidente. Exministra Marisol Pérez Tello explicó a qué se debe la fragilidad de las alianzas del mandatario.
En abril de este año, cuando se hizo notoria su candidatura en las encuestas de intención de voto, Pedro Castillo y el partido fundado por Vladimir Cerrón, Perú Libre, parecían ser un bloque sólido de izquierda. La relación entre el ahora jefe de Estado y el exgobernador regional de Junín era estrecha; en redes sociales se esforzaban por demostrar su cercanía; sin embargo, en la segunda vuelta el profesor empezó a ceder a algunos pedidos de sus entonces nuevos aliados para poder sobrevivir.
Fue Cerrón uno de los primeros en darle la espalda a Castillo. El 22 de agosto de este año, cinco días después de que el entonces premier Guido Bellido solicitara la renuncia del excanciller Héctor Béjar por afirmar que “el terrorismo en el Perú lo inició la Marina de Guerra”, Cerrón dio el primer asalto. “El gobierno y el partido están sitiados por los poderes fácticos y en estas circunstancias cualquier disidencia es una traición”, tuiteó.
Luego de aquella indirecta, el condenado por corrupción siguió amedrentando al mandatario en Twitter. En octubre, Castillo le respondió mientras daba un discurso en la región de San Martín. “Hasta con un tuit piensan que se cambia al país”, expresó.
El hermano de Cerrón, Waldemar Cerrón (PL), no se quedó atrás y advirtió al profesor –en campaña– que “el día que se separe del partido, empieza su desgracia”. Tampoco tardó en saltar el expremier Guido Bellido, quien fue forzado a dejar el cargo por sus cuestionadas conductas. El mes pasado, tras conocer las reuniones secretas en el pasaje Sarratea de Breña, le increpó: “Señor presidente, usted no puede ponerse el sombrero para sentarse en el Palacio y ponerse una gorra para hablar con empresarios”.
El 5 de diciembre otro exmiembro del gabinete de ministros de Castillo, Ciro Gálvez (extitular del Mincul), denunció que “fui cesado por destapar actos de corrupción”, y pidió la renuncia del mandatario.
BASE DE LAS ALIANZAS
Para la exministra de Justicia y Derechos Humanos Marisol Pérez Tello, la fragilidad de las alianzas de Pedro Castillo y sus “aliados” se debe a que la base de sus vínculos fue la ambición del poder y no la gobernabilidad del país.
“Se unen por la ambición de poder; entonces, cuando lo obtienen, todos quieren un pedazo de esa torta. Lamentablemente esto parte de una precariedad que tenemos como Estado. Por ejemplo, en el Congreso el transfuguismo se ha convertido en una práctica común, debilitando a las bancadas”, explicó.
Agregó que tal y como dijo Vladimir Cerrón en un momento, “Perú Libre jamás pensó en llegar a la Presidencia”. “Eso quiere decir que no se prepararon y, por consecuencia, los peruanos estamos pagando los platos rotos de la improvisación”, aseveró.
